Al igual que Batman, los dinosaurios de Jurassic Park también se demoraron en aparecer

Hace poco, David S. Goyer —guionista de Batman Begins— reveló en una entrevista que uno de los debates más intensos durante la escritura fue el retraso en la aparición del propio Batman. El personaje no aparece como tal hasta cumplida la primera hora de la película. Lejos de tratarse de un error, fue una decisión consciente: primero había que construir a Bruce Wayne, explorar sus heridas, sus dilemas y su transformación, antes de vestirlo con el traje del caballero oscuro.

Algo similar ocurre en Jurassic Park (1993). Aunque es una película sobre dinosaurios, sus verdaderas estrellas no hacen su gran entrada hasta bien avanzado el segundo acto. Esto se debe a que, si bien Jurassic Park sigue al pie de la letra el paradigma de Syd Field —cuyo modelo hollywoodense de los años 90 ubicaba rigurosamente los puntos de giro en minutos preestablecidos—, también conserva algo del cine de décadas anteriores. En lugar de precipitarse hacia la acción, se toma su tiempo: dedica casi la mitad del metraje a presentarnos a sus personajes, delinear sus relaciones, mostrar sus puntos de vista y establecer el contexto general.

Así como Batman necesitó un largo recorrido para emerger como símbolo, los dinosaurios de Jurassic Park también requerían un entramado ético, emocional y dramático para que su irrupción fuese realmente impactante. Es cierto que vemos algunos ejemplares brevemente antes, pero la primera gran aparición verdaderamente amenazante hacia los protagonistas ocurre recién en el minuto 63, con el legendario T-Rex cruzando la reja eléctrica.

En el siguiente timeline, desglosamos la estructura de Jurassic Park para observar cómo conviven en ella dos tradiciones narrativas: la precisión casi matemática del modelo de Syd Field y la paciencia de un cine que privilegiaba la construcción dramática antes que el impacto.

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